quinta-feira, agosto 25, 2005

Xavier Sala i Martín

ENTREVISTA: EMERGENTES Y DIVERGENTES Xavier Sala i Martín / Economista
"¡No quiero que me toquen ni la cartera ni la bragueta!"

MIGUEL MORA / JESÚS RUIZ MANTILLA
EL PAÍS - 25-08-2005


El ultraliberal que sufre por África

"Bar de la Facultad de Económicas de la Universitat Pompeu Fabra. Sala hace honor a su fama de excéntrico al aparecer con una chaqueta mil rayas rosa chicle. Luego, la confirma plenamente.

Pregunta. ¿Es usted emergente o divergente?

Respuesta. No puedo ser emergente, acabo de hacer 42 años.

P. Pero provocador sí es.

R. Si por eso entendemos que no soy un borrego intelectual, sí. La corrección política tendría que estar divorciada de la intelectualidad, pero lamentablemente no lo está. El progreso está hecho contra la mayoría, y la corrección política la dicta la mayoría.

P. ¿El Estado de bienestar es políticamente correcto?

R. Lo políticamente correcto para una nación no es ganar pasta, sino aumentar el bienestar. Obviamente, como dice Woody Allen, lo más importante no es el dinero, sino las tarjetas de crédito. La ONU habla de índice de bienestar midiendo salud, renta, desarrollo, educación... Al final del día, todo eso se compra con dinero.

P. ¿Por eso dicen que el poder global es de las multinacionales?

R. Si en el mundo mandaran las empresas, no intentarían meter en la cárcel a Bill Gates. El poder lo tienen los países.

P. Pero es la competencia la que aprieta a Gates.

P. El Estado debe mantener la competencia. La competencia es buena. Sería una gran incompetencia no castigar a Gates si viola las leyes antimonopolio.

P. ¿Así que hay cosas buenas y malas en la economía? ¿Moral?

R. Hay cosas que van bien y van mal para la economía. Yo no entiendo de moral. Tengo mi ética pero no soy un experto.

P. Entonces, ¿mejor dejar a los Estados que decidan?

R. La respuesta es no. El Estado no es necesario ni es necesariamente bueno. Hablamos muy contentos de nuestro Estado de bienestar, pero si se lo cuentas a un americano se ríe de ti. "No, mire: gano 100, pago 20 en Seguridad Social, 30 en IRPF, 7 o 16 en IVA, 24 cuando compro gasolina; si lo ahorro o se lo dejo a mis hijos, otro 50%". "¿Y qué os dan a cambio?", pregunta él. "¿La hostia?". "No. Hospitales con listas de espera, escuelas que son barracones, carreteras que paran en cada pueblo... Así que me pago un seguro privado, un colegio privado, autopista de peaje". ¡Y estamos orgullosos de ese Estado!

P. Pero pagan más los ricos.

R. Mentira. Pagan los trabajadores de sueldo alto. Los ricos de verdad tienen el dinero en Jersey. Ese bienestar es una farsa. Queda muy bonito en los libros de texto socialdemócratas, pero la práctica es una farsa. Y tan cara que no se puede mantener.

P. Es preferible morir joven.

R. Desde luego. Mi padre murió hace un mes. Curró desde los 22. A mi madre le ha quedado una pensión de 400 euros. ¡Que dejen ya esta farsa! Que dejen de vendérnoslo como un tesoro.

P. Pues en Europa va a durar.

R. Es bastante imposible. Si tú vas a un restaurante con tu esposa, pides lo que te apetece. Si vais 15, todos piden un poco más. ¡Como se paga entre todos! Bienestar es cuando tú vas a comer y paga otro. El Estado no administra su dinero, son solidarios con el dinero ajeno. Y por eso compramos 60 pastillas en vez de dos y tenemos la casa llena de medicinas caducadas. Ese despilfarro hace que la gente no sea responsable.

P. ¿EE UU funciona mejor?

R. Los impuestos son más bajos y hay más responsabilidad individual. Pero tienen un presupuesto de Defensa exagerado, subsidios absurdos como el del acero y otras industrias... No es el paraíso, pero tampoco esta coña.

P. ¿Es usted lo que se llama un hombre de derechas?

R. Ni de izquierdas ni de derechas, sino todo lo contrario. Las dos son esquizofrénicas. La derecha predica libertad cuando se habla de economía, pero si hablamos de sexo, religión o gays pide al Estado que preserve los valores. La izquierda es igual, pero al revés. El individuo es estúpido a la hora de gastar, pero a la hora de casarse, no. Yo soy igual las 24 horas del día. Mi lema es: ¡Que no me toquen la cartera ni la bragueta! La derecha mete la mano en la bragueta. La izquierda, en la cartera.

P. ¿Y España se hunde?

R. ¿Habláis del cambio climático? Tampoco me interesa eso. En la Europa de 1945 había 45 países. Hoy hay 200. Si España se desintegra no pasaría nada. Siempre que lo decidan los individuos votando... El horror sería que pasara con violencia.

P. ¿Y qué le han hecho las vacas que tanto las critica?

R. Una vaca europea cobra de la UE siete dólares al día, lo cual impide que los niños africanos tengan un dólar al día. Son subsidios obscenos, como el del algodón, el lino, la banana, o como los aranceles del arroz, del 100% en Corea y Japón. Ésa es una de las claves de la miseria africana. Los niños tanzanos tiran la leche al mar porque es más barato comprar la holandesa. 14 millones de huérfanos africanos se ganan la vida vendiendo leche. Les decimos: el textil, la agricultura, los aviones, lo hacemos nosotros. ¿Y ellos qué hacen? Dicen: venimos a ayudaros. ¿Pateras? Ah, no. Os damos la caridad, el 0,7%. ¿Qué coño es esto? ¡Déjenles que se ganen la vida, que entren en los mercados!

P. ¿Y si se enfada José Bové?

R. Claro, mejor seguimos subvencionando la fruta y las vacas francesas, y alentamos el pillaje de las ayudas, que si no nos sacan los camiones y nos paralizan el tráfico, o los payeses bloquean la Diagonal... ¡Los agricultores son el 1% de la población europea y pillan el 40% de las ayudas! Sólo porque tienen un lobby poderoso y violento. ¡Pero esto qué es! ¡Si no te ganas la vida de campesino, hazte un curso de mecanografía y vete a La Caixa a currar como todo el mundo! Es irritante. Eso condena a 700 millones de africanos. El 33% de ellos tiene sida, un millón muere cada año de malaria. ¡Que se jodan! Por eso odio a las vacas.

Algunos oyen su nombre y huyen al grito de "ultraliberal". Otros le dan el Premio de Economía Juan Carlos I. La FAES lo invita y él suelta una soflama proafricana que ya quisiera Bono. Reniega de izquierda y derecha. Da clases en la Columbia de Nueva York y en la Pompeu Fabra de Barcelona. Preside la Comisión Económica del Barça. Tiene una fundación en África (Umbele) que manda dinero a los misioneros... Con ustedes, el paradójico, incisivo e irritante Xavier Sala i Martín."

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